PILOTOS TUVIERON EUFóRICO RECibimiento en primera etapa de Caminos del Inca que fue ganado por Raúl Orlandini
No todo es “coche a la vista”. No todo es fotos o entrevista. No todo es motores, tiempo y velocidad. Los bravos pilotos también siente, aman y para ellos, sin duda, es un gran premio ser recibidos, o corren con los seres queridos
LA NOVIA COPILOTO
Su rostro reflejaba tranquilidad y satisfacción. Jonathan Cáceres había llegado a Arequipa piloteando su Toyota Corolla en la categoría S1600. De pronto dice: “Es bueno saber que se llega bien a casa. Todo se lo debo a ella”. Voltea su cabeza y besa a su copiloto, Wendoly Aragón.
“Ella siempre puso tranquilidad en todo el trayecto, es una copiloto excelente”. Y vuelve a besar a su novia. El piloto mistiano del auto 327 terminó su participación porque solo está inscrito para la etapa Lima- Arequipa.
UNA ESPOSA Y UN HIJO
“Por favor déjenme pasar, soy su esposa y él es su hijo”. Así se expresaba dentro del tumulto Patricia Pacoricana, quien había llegado desde Juliaca junto a su pequeño Sebastián para recibir a su compañero, amigo y esposo, el juliaqueño Alexander Cruz.
“No hay cosa mejor que ser recibido por los que uno ama, la familia, y estoy satisfecho de cumplir esta primera etapa”, expresaba el piloto de la máquina 312.
UNA GRAN HERMANA
En el punto de llegada, de pronto apareció un grupo de personas con polos rojos y globos del mismo color. Entre ellos una señora de avanzada edad con un vestido beige. “No soy su mamá, soy su hermana mayor, pero él es como mi hijo. Estoy feliz de que haya llegado bien, no me importa el puesto”.
Tras esto la señora Rosa Perea se acercó y recibió con un beso y un abrazo al arequipeño Paúl Pereda, que llegó manejando su camioneta 720.
Pero el amor por la familia no solo quedó ahí. Después de varios minutos volvió a aparecer ese grupo de personas. Esta vez daban la bienvenida al otro integrante del Team Escorpión, Helbert Erquinigo Perea, quien también fue recibido por su nieta Camila Cruz, de 3 años.
Así fue la llegada y el recibimiento de los pilotos, que más allá de tener la satisfacción de ser recibidos por el público, se quedan con el recuerdo inolvidable de ver en bandera a cuadros a los seres amados.
LA NOVIA COPILOTO
Su rostro reflejaba tranquilidad y satisfacción. Jonathan Cáceres había llegado a Arequipa piloteando su Toyota Corolla en la categoría S1600. De pronto dice: “Es bueno saber que se llega bien a casa. Todo se lo debo a ella”. Voltea su cabeza y besa a su copiloto, Wendoly Aragón.
“Ella siempre puso tranquilidad en todo el trayecto, es una copiloto excelente”. Y vuelve a besar a su novia. El piloto mistiano del auto 327 terminó su participación porque solo está inscrito para la etapa Lima- Arequipa.
UNA ESPOSA Y UN HIJO
“Por favor déjenme pasar, soy su esposa y él es su hijo”. Así se expresaba dentro del tumulto Patricia Pacoricana, quien había llegado desde Juliaca junto a su pequeño Sebastián para recibir a su compañero, amigo y esposo, el juliaqueño Alexander Cruz.
“No hay cosa mejor que ser recibido por los que uno ama, la familia, y estoy satisfecho de cumplir esta primera etapa”, expresaba el piloto de la máquina 312.
UNA GRAN HERMANA
En el punto de llegada, de pronto apareció un grupo de personas con polos rojos y globos del mismo color. Entre ellos una señora de avanzada edad con un vestido beige. “No soy su mamá, soy su hermana mayor, pero él es como mi hijo. Estoy feliz de que haya llegado bien, no me importa el puesto”.
Tras esto la señora Rosa Perea se acercó y recibió con un beso y un abrazo al arequipeño Paúl Pereda, que llegó manejando su camioneta 720.
Pero el amor por la familia no solo quedó ahí. Después de varios minutos volvió a aparecer ese grupo de personas. Esta vez daban la bienvenida al otro integrante del Team Escorpión, Helbert Erquinigo Perea, quien también fue recibido por su nieta Camila Cruz, de 3 años.
Así fue la llegada y el recibimiento de los pilotos, que más allá de tener la satisfacción de ser recibidos por el público, se quedan con el recuerdo inolvidable de ver en bandera a cuadros a los seres amados.
